Aana Hernandez

Práctica 5. Técnica Mindfulness para cultivar interés y ganas

 

En un mundo lleno de distracciones y de expectativas constantes, encontrar tiempo y motivación para dedicarnos a nuestro bienestar personal puede parecer una tarea difícil. La práctica de la atención plena, o mindfulness, nos invita a detenernos, a observar nuestro interior y a descubrir cómo superar las barreras internas que nos impiden avanzar, tales como la pereza o la falta de interés. Hoy exploraremos esta meditación como una herramienta para cultivar el interés y sobreponernos a esos bloqueos que a menudo nos detienen.

 

En el anterior capítulo compartía la reflexión del porqué nos cuesta tanto el mantener la práctica del entrenamiento de atención plena. Este capítulo es para continuar y poner en práctica la técnica recomendada. Si quieres escuchar el capítulo en el que te hablo de esto, puedes pulsar AQUÍ y te aparecerá una ventana nueva con el capítulo para que lo puedas escuchar!

Uno de los objetivos de esta meditación es reconocer los tipos de pereza que pueden obstaculizar nuestro desarrollo personal y profesional. Al reflexionar sobre estos patrones, podemos identificar los momentos en que hemos caído en el hábito de postergar lo que sabemos que nos beneficia, ya sea la meditación misma o cualquier otro aspecto que queramos mejorar en nuestra vida. A través de esta práctica, aprenderemos a superar la tendencia de posponer y a desarrollar un interés genuino en el proceso de cambio.

Una vez identificados estos patrones, esta práctica nos guía a cultivar el interés por aquello que queremos alcanzar. Este es un paso esencial, ya que a menudo necesitamos recordar por qué nos importa lo que estamos haciendo y qué beneficios nos aportará en el largo plazo. Reflexionamos sobre los beneficios de la práctica de la atención plena: reducir el ruido mental, ser más pacientes, o ganar un mayor control sobre nuestras emociones. Al encontrar un propósito claro, desarrollamos una motivación genuina, que va más allá de la simple obligación.

Esta práctica nos recuerda que los buenos hábitos requieren constancia, y que, aunque parezcan difíciles al principio, se integran a nuestra vida de manera natural con el tiempo.

Practicar esta meditación regularmente nos ayudará a observar y neutralizar la pereza en sus diferentes formas, y a fortalecer un interés sincero en nuestra práctica de bienestar. Con solo unos minutos diarios, estaremos sembrando una semilla de paz interior y equilibrio que crecerá con el tiempo.

Autora de la práctica de mindfulness: Ana Isabel Hernández Vázquez

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